Este fue el gran dilema de nuestro casamiento desde un primer momento. Los dos venimos de familias religiosas y tradicionales por lo tanto ambas partes esperaban iglesia. Pero, a nosotros, secretamente, nos encanta la idea de hacer una ceremonia al aire libre en el lugar donde vamos a festejar el casamiento. También por cuestiones de practicidad nos parecía una idea excelente. Nada de anda de acá para allá. Pero había una sola cuestión que nos alarmaba: ¿Y si llueve?
Chau ceremonia mágica con vista a la laguna en pleno atardecer. Tocaba mover todo para hacerla en un salón anexo con cero onda.
La sola idea de tener que dar el "si quiero" en un escenario montado a las corridas y sin onda me la baja demasiado.
Preferimos no correr riesgos. ¡Vamos por la emoción y la bella tradición de la iglesia!