personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos. Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el
tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo. Un hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos ni nuestra ignorancia,
un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar, un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y
por los que no hay después. El hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá
