Hola!
Mi nombre es Victoria. Ya pasó un mes de mi casamiento y no quería dejar de contarles mi experiencia.
El 16 de enero mi novio me propuso casarnos, estábamos de vacaciones con su familia en Bariloche. Me llevó a comer al Llao Llao y paseando por el jardín me propuso casarnos este año. Todo fue felicidad esos meses hasta que declararon la primer cuarentena.
Habíamos puesto fecha para el 30 de mayo (o sea que la organización venía con todas las pilas). En abril decidimos postergarlo para el 15 de agosto ya que veíamos que esto iba a durar para rato. Pasamos 2 meses sin vernos en la cuarentena. La mezcla de sentimientos esos meses fueron muchas. Incertidumbre, miedo, tristeza, angustia. Todo lo que había planeado en mi cabeza se desmoronaba y no sabía para donde agarrar. Constantemente me metía al foro para leer las mismas situaciones por las que yo estaba pasando. Me sentía comprendida porque muchas estaban como yo.
Empezamos a vernos con mi novio, nos juntábamos a hablar y a ver qué podíamos hacer. Hasta que a fines de julio, a mi novio le salió un trabajo en el campo para empezar en septiembre, así que decidimos casarnos igual. No le veíamos un fin cercano a esta situación y nosotros ya queríamos estar juntos.
Pude tomar la decisión de casarme después de pensarlo todos los meses que pasé en cuarentena. Lo que empezó como un casamiento clandestino, a escondidas y solos, terminó en un casamiento que nunca me hubiera imaginado.
Lo organizamos en 20 días. Decidimos hacerlo solo con la familia directa de los dos y con 3 amigos de cada uno. Mi hermana había hecho toda la decoración en la cuarentena, cada frasco que llegaba a mi casa, mi hermana lo decoraba con arpillera, hilos y más cosas. No se cuántos frascos hizo en total, pero era para decorar un casamiento de 400 personas, que era lo que en su momento iba a ser nuestro casamiento.
La familia de mi novio nos ofreció hacer la ceremonia en la casa de la abuela, que es una casa antigua, grande y con un jardín muy amplio. Mis cuñadas y mi familia ayudaron en todo, en la decoración, comida, postres, vajilla, sillas, manteles, etc.
Dos de mis cuñadas se pusieron a hacerme el vestido (las dos saben mucho y en un principio me lo iban a hacer ellas), así que en menos de 20 días me hicieron el vestido, el tocado y el ramo.
Mi maquilladora y mi peinadora me dijeron que venían a arreglarme ese día.
El fotógrafo me confirmó que venía también. Y así de repente, sin darme cuenta, estaba organizando un casamiento íntimo pero con todo lo que había querido.
Obviamente faltó mucha familia que me hubiese encantado que venga, pero mi novio y yo teníamos claro que eso no se podía hacer, ya que por temas de seguridad preferíamos estar tranquilos de que fueran pocas personas para evitar cualquier tipo de contagio y denuncia.
Llegó el día, la previa fue en mi casa con mi hermana, mi mamá y mi papá. La pasamos muy bien en familia, y a las 13:00 horas me fui al lugar de la ceremonia. Cuando llegué no podía creer lo que veía.
Todo estaba perfecto, la decoración, la ceremonia al aire libre, la familia con vestidos y trajes. No podía estar más feliz. Después de tantos meses de angustia, no me importaba nada más que estar ahí casándome con mi novio. El resto del día la pasamos en familia, como cualquier domingo. Comiendo, sacándonos fotos, hablando de la vida.
Ya pasó un mes del casamiento, estoy con mi marido en el campo. Ninguno de los que fue al casamiento tuvo síntomas. Hoy puedo mirar atrás y decir: "qué suerte que nos casamos!".
Se resignan muchas cosas en un casamiento así, pero terminó siendo un casamiento tan lindo que no me arrepiento de nada. Todavía nos falta casarnos por civil, así que cuando se pueda, nos casaremos y haremos una gran fiesta con todos los que no pudieron venir.
Espero que mi experiencia les haya servido, o por lo menos les haya entretenido.
Saludos!
Victoria
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